TRATAMIENTO DE LA FRIGIDEZ

Puede ser un poco contundente pero no por eso voy a dejar de contener y de acuerdo a mi experiencia le sugiero que no acudan a terapias de orientación psicoanalítica, que están tan en boga, porque no llevan a resultados terapéuticos satisfactorios; las cuales explican muy preciosamente un relato tan remanido actualmente, sobre todo con el gobierno, asique dejemos esta parte chispeante y hablemos de lo serio. Tienen que tener una terapia conductista, unida a la situación del momento de la paciente y así podrán tener un porcentaje considerado de éxito.

Detrás de toda mujer frígida, hay patrones de conductas relacionados con miedos, tabúes y sentimientos de culpa. El terapeuta debe ser sexólogo y tener la capacidad de que las mujeres puedan, en una situación de empatía y confianza, transmitir el problema al terapeuta, de una manera sincera y practica, para que con su ayuda pueda liberarse de la culpa y ansiedad, desde ya esta idea no es mía, ya que utilizo la técnica de Máster y Johnson, que ayuda a desinhibir y modificar la conducta.

ATENCION:

Se debe tener en cuenta en este problema, al hombre, que en general, la mujer se encuentra también con uno tan inhibido sexualmente como ella; entonces el hombre no puede ayudar a la mujer porque no se puede ayudar ni a él mismo, si no hace un tratamiento para su problema. Acá aparece, además del trastorno, un problema interpersonal, generando en la mujer ansiedad y hostilidad hacia el hombre. Tratarlos por separado para ver que pasa por la mente de cada uno, no tiene sentido y digo esto porque muchos psicólogos y psiquiatras, dicotomizan y mandan a largos tratamientos inservibles, de repercusiones intra- psíquicas y terminando la pareja destruida, es decir, peor el remedio que la enfermedad.

Lamentablemente, lo que hacen los psicólogos, que no tienen la capacidad de ver a la pareja como una unidad disfuncional y aplico el concepto de Máster y Johnson, “nunca hay una disfunción de la que sea únicamente responsable uno de los dos integrantes de la pareja”; y yo tiempo atrás, sin conocer las ideas de Máster y Johnson, siempre traté de ver a la pareja como una unidad.

CONCLUSION:

El paciente es la pareja y con esa verdad he obtenido resultados efectivos. Aunque parezca omnipotente, este tratamiento debe ser con un solo terapeuta, que pueda entender lo suficiente la disfunción del hombre como el de la mujer; tiene que estar lo suficientemente preparado y debe de estar libre de prejuicios sexistas y que se mantenga objetivo con ambos.

Mi estrategia como terapeuta se caracteriza en reducir el costo del tratamiento, dado que es por pareja y no individual, y me permite el uso eficiente del poder de persuadirlos, favorablemente, con buenos resultados en sesiones semanales. Esto no deja de lado la historia dinámica de los antecedentes ni la necesidad de una psicoterapia profunda cuando alguno de los intérpretes tenga una complicación neurótica.

Para las mujeres solas, llegar a lanzarse con un hombre para la práctica, no para consolidar una pareja sino para desinhibirse y probarse, siempre y cuando haya confianza y sea el hombre adecuado.

Entonces, para las mujeres solas, terapia conductual y dispuestas a largarse a la práctica sexual y si es viable incorporarse al tratamiento dual, que yo los recibiría muy satisfactoriamente y acompañaría la situación. Y las parejas consolidadas, hacer terapia juntos.

Dr. Daniel Fanesi

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