Existe desde siempre, entendiendo por más o menos 30 y un poco más de años; con la aparición del fisicoculturismo (muy especialmente); el ciclismo, la natación, pedestrismo, canotaje, maratones, futbol, en una palabra, el exceso de actividad física que casi va de la mano, en cuanto a fracaso sexual, con el exceso del sedentarismo, como la tv, computadoras, video juegos, etc.
Lo primero, por lo general va acompañado de una obsesión de dietas de diferentes índoles (dieta de la luna, del sol, etc., etc.,) y lo segundo acompañado por una dieta híper-calórica.
Hago esta introducción para expresar las diferentes caras de una misma moneda, o sea, perfectamente organizado o perfectamente desorganizado. Yendo al exceso de actividad física, las personas se meten tanto en un perfeccionismo exagerado casi al borde de un narcicismo físico y hasta a veces competitivo dentro del mismo sexo o también con el sexo opuesto.
Producen en el fondo como un agotamiento físico y en el caso de los varones, un detrimento del nivel de testosterona, que es la hormona del deseo y del vigor sexual, en el caso de las mujeres, disminución del estrógeno; no se sabe a ciencia cierta pero ocurre con asombro cuando pido como rutina a cualquier edad un análisis de las hormonas citadas. Eso en cuanto al enfoque biológico, después está el enfoque en cuanto al comportamiento y que existe en la fantasía y realidad, el no tener sexo porque va a quitar energía para el rendimiento de lo propuesto y superlativo o sea el rendimiento físico.
En el fisicoculturismo, ponen la energía, en algunos casos la expectativa exagerada, en la marcación de los músculos pretendiendo hacer como los desnudos de la época griega o romana, exaltado por Miguel Ángel; queman testosterona de una manera agotadora y agregando anabólicos, que va en contra de la producción de las glándulas testiculares, tienen un cuerpo exageradamente escultural que puesto en la vida sexual resultan impotentes, reconocido por los mismos involucrados o lo que es peor, dicho por sus parejas. Esto va para las mujeres también, que no sienten deseo sexual alguno.
Lamentablemente los occidentales estamos influenciados por el consumismo, el perfeccionismo, la estética mal entendida, distantes de la tolerancia, del amor, comprensión y aceptación de los defectos físicos y o psicológicos e intelectuales; que aquí también es para considerar, porque convertimos el intelectualismo en una elite (nerds) que termina siendo excluyente y lejos de la felicidad sexual.
Nosotros, los profesionales de la salud física y psicológica, debemos estar atentos a estas cuestiones y ayudarles a poner justo equilibrio frente a esta situación.
Cuando se den cuenta que existen problemas sexuales, déjense ayudar y acudan a quien entienda en forma integral esta cuestión o sea un sexólogo.
Dr. Daniel Fanesi