Hay muy poco escrito sobre la incidencia de las enfermedades médicas, sobre los probables problemas sexuales para prevenirlos y tratarlos precozmente.
No hay una preparación médica adecuada para tratar el tema en las intervenciones quirúrgicas o en las enfermedades clínicas de los pacientes. En casi la mayoría de las enfermedades los trastornos sexuales son transitorios, reversibles o adaptables a los pacientes con lesiones medulares, pueden tener trastornos en los primeros momentos, pero después con actividades ingeniosas y adaptaciones espontaneas han compensado sus lesiones neurológicas irreversibles. Esto lo han observado los rehabilitadores y cuidadores que han conseguido una adaptación de los seniles e inválidos en cuanto a expresar su sexualidad.
El concepto de incapacidad sexual, permanente o irreversible, es para los pacientes que no están absorbidos por sus enfermedades en algunos casos terminales.
Muchas incapacidades sexuales pueden quedar sin tratamiento, aunque no sean irreversibles ni inadaptables, está dado por problemas de negligencia o ignorancia de los pacientes y lamentablemente por falta de entrenamiento de los profesionales.
Cuando un terapeuta pueda aceptar la amplia variedad de conductas sexuales que pueden encontrarse en los enfermos, y los médicos entendieran esta situación, podrían ayudar efectivamente a los pacientes.
Los trastornos de conducta sexual asociados a enfermedades terminales, se clasifican en 4 grandes grupos:
- Incapacidad física o malestar ocasionado por el acto sexual
- Miedo a agravar o precipitar las enfermedades físicas con la conducta sexual
- Uso de la enfermedad medica como excusa para evitar una relación sexual angustiante o indeseada.
- Desinterés
Muchos pacientes pueden sufrir un desinterés transitorio cuando están preocupados por una enfermedad primaria; por ejemplo, enfermedades infecciosas agudas, traumatismos, asma aguda, alergias, diabetes, migrañas, anemia, tromboflebitis, herpes, infarto agudo de miocardio, intoxicación con alcohol o drogas, trastornos endocrinos y trastornos nutritivos de gravedad como la bulimia y anorexia. Los síntomas son típicos de cada enfermedad y la conducta sexual puede ser una queja que el paciente ni siquiera mencionará y que si lo comunica o menciona estaría potenciado por las manifestaciones de la pareja.
El tratamiento es solucionar o aliviar la enfermedad primaria y el problema sexual mejora con la solución de dicha enfermedad. Si los síntomas sexuales siguen, es aquí donde debe intervenir, en lo posible, un sexólogo que es quien entiende y se preocupa de estas cuestiones.
Esta sería una introducción, para luego entrar en incapacidades físicas, para desglosar en síntomas agudos, en secuelas de mutilación media, en enfermedades que ha estado en peligro la vida del paciente como infarto de miocardio o accidentes cerebro vasculares.
Las excusas infundadas o reales para evitar la actividad sexual, para luego encarar el tratamiento de lo que anteriormente hemos considerado, y llegar a una conclusión que las enfermedades médicas y los trastornos sexuales están sumamente relacionados, que un tratamiento precoz seguido de una correcta información y una actitud permisiva antes las nuevas técnicas sexuales, pueden proporcionar éxito.
Si el problema sexual se ha convertido en crónico, es por pura disidencia médica y se impone una consulta psicoterapéutica en manos de un sexólogo y aquí los médicos comunes no tendrían que tener la mínima duda de derivarlo a un especialista en sexología para sobrellevar la enfermedad de las personas de una manera menos angustiante o penosa, si se influyera que también ellos se merecen estar felices en el plano sexual.; porque además del amor esto lo moviliza para seguir luchando por su vida.
