(A raíz de testimonios de pacientes): La capacidad de sorpresa jamás se debe perder, creo que es una invitación para la esencia humana. Últimamente en los tratamientos sexológicos fundamentalmente para los hombres de 65 a 70 años para arriba, el principal escoyo directo o indirecto, son los médicos de cabecera, más allá de toda la problemática que tiene para resolver un problema sexológico. Estos queridos colegas, en vez de tener una situación de colaboración, y tengo registrados un centenar de casos dignos para un trabajo de investigación y publicación, los colegas, y a los que no les guste que tiren la primera piedra, lo primero que hacen es asustar al paciente, discapacitarlo aún más, y en el extremo poniendo al tratamiento sexológico como cuestión de vida o muerte, totalmente inaceptable, porque estos tratamientos se hacen con un concienzudo examen de laboratorio, de los más amplios posibles y también con una anamnesis o control de todos los medicamentos que el paciente usa, y que lamentablemente la mayoría están sobre medicinados, y hasta aquí “está bien”, pero cuando se introduce un medicamento que lo ayude en lo sexual, hacen un escándalo, por la cortedad mental, por la ceguera intelectual y lo peor, por egoísmo; lo malo es tener al paciente de rehén o trofeo; siglo XXI queridos colegas, no estamos en la edad de piedra, si no sabemos generar trabajo por nuestros méritos, dediquémonos a otra cosa y no sumergir a los pacientes a la infelicidad; que por suerte no es mi estilo. Podría retirarme, pero mientras tenga capacidad intelectual y el “alemán” no me llegue, no.( alemán del cual se hace abuso diagnosticando con Alzheimer a personas de 50 años con problemas depresivos por los cuales tienen problemas de memoria, y así incapacitándolos en la parte sexual también)
Señores pacientes o potenciales pacientes, dentro del sistema sexológico, uno de los grandes enemigos son los médicos infundiendo temor, como si fueran soberanos de nuestras vidas.
Los saluda, el Médico Sexólogo Daniel Fanesi.
Desde que incursione en la especialidad de psiquiatría y psicología médica, como comenté anteriormente, en mis primeros pasos en la Residencia Psiquiátrica, sentí mucha curiosidad médica por las manifestaciones sexuales abiertas y encubiertas. En una oportunidad, al poco tiempo del inicio de mi consultorio externo, tuve que asistir a una persona de sexo femenino, de las llamadas despectivamente “Prostitutas” o literalmente “Putas”, con una terminología exclusiva que existe desde el comienzo de la humanidad y que lamentablemente, siguiendo en ese sentido, es despreciada por mujeres y hombres, como algo discriminativo, y se olvidan o niegan que detrás de esto hay una persona como cualquier otra. A punto de partida de este caso y hasta la actualidad, pasaron por mi experiencia clínica, mas de una veintena de situaciones o casos con matices diferentes, pero con un único denominador, no tener la posibilidad de otra salida en un momento dado, pero en el fondo en estas mismas personas, en su interior, tienen sentimientos contra opuestos, a predominio de “no hacerlo” y por lo tanto entran en estados depresivos, angustia y ansiedad, que si encuentran un interlocutor válido que las oriente, salen de esto porque por lo general no sienten placer, salvo raras excepciones, sería como forzar a una persona a comer cuando no tiene apetito, como forzar a un trabajo físico pesado a alguien que no tiene fuerza; por esto opinologos del tema, sean prudentes en las descalificaciones, métanse en su interior o pónganse en situación como ser humano, en la verdadera dimensión del ser.