DOCTOR GOOGLE

No me tomó por sorpresa esta nota que adjunto, publicada en el Diario El Popular, ya que últimamente es alarmante la adicción que tiene la gente a las consultas por Internet. En sexología está provocando influencias muy negativas en los pacientes impidiendo implementar los tratamientos sexológicos. En esta especialidad se da al máximo la charlatanería, los temas son considerados superficialmente haciendo fracasar las terapias sexuales que de por si ya son difíciles de solucionar porque el paciente llega desbastado psicológicamente lo que repercute en la recuperación de sus problemas sexuales.
Esto se sobredimensiona en personas con neurosis obsesiva, neurosis de ansiedad e hipocondríacos.

Si abusa del “Doctor Google” podría estar ante el mal de estos tiempos: la cibercondría

Es la obsesión por consultar en Internet síntomas y enfermedades. Lo padecen las personas con predisposición a padecer trastornos de ansiedad. En la Argentina, el 89% de los internautas usan la web para buscar información sobre salud casi todos los días.

El “Doctor Google”, tal como se lo conoce en la jerga médica, puede ser muy útil si es usado con mesura y responsabilidad, pero el problema llega cuando consultar dolencias por Internet se convierte en una obsesión diaria.
Entonces ahí estamos ante la cibercondría, que no es otra cosa que la hipocondría en los tiempos de nuevas tecnologías.
Los hipocondríacos son aquellos obsesionados con la posibilidad de padecer una enfermedad, personas controladoras y tendientes a interpretar la realidad de forma distorsionada.
De manera resumida, la cibercondría es “la escalada de preocupaciones a través de las consultas médicas por Internet”, aseguró en diálogo con Télam Tendencias el doctor Marcelo Cetkovich, jefe del departamento de psiquiatría del Instituto de Neurología Cognitiva y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.
Cetkovich aclara que las personas que sufren hipocondría o cibercondría tienen también predisposición a sufrir trastornos de ansiedad.
En 2009 los investigadores de Microsoft Ryen White y Eric Horvitz publicaron un estudio en el que concluyeron que el ser humano tiene tendencia a sentirse identificado con descripciones ambiguas y ponerse siempre en la peor posibilidad.
La investigación es “muy interesante”, según Cetkovich, porque fue elaborada con voluntarios y en base a consultas concretas hechas a través de Internet.
“Lo peor es que las personas que sufren cibercondría muchas veces terminan haciendo consultas médicas tardías porque se enganchan en un circulo de perpetuación del sufrimiento. Es decir, caen en una conducta evitativa por el temor al diagnóstico”.
Hace tres años un informe internacional de la consultora española Doctoralia sobre “Internet y Salud” reveló “la creciente tendencia a la hora de usar Internet para consultas o actividades de salud”.
Según ese trabajo, en la Argentina el 89 por ciento de los internautas reconoce que utiliza la web para buscar información sobre salud o servicios médicos a diario.
El trabajo incluyó también información sobre la descarga de aplicaciones (apps) para celulares inteligentes o smartphones.
En este ítem, la investigación arrojó que un tercio de los usuarios de Internet en nuestro país “reconoce haber descargado una aplicación o software para realizar un seguimiento o control de su salud, estilo de vida o bienestar”.
En ese sentido, Cetkovich reconoce que lo bueno del “Doctor Google” es que “la gente se informa pero lo malo es que, como en Internet hay de todo, “hay mucha chantada dando vueltas”.
“Hay que tener mucho cuidado a la hora de buscar en Internet. Si se quiere consultar, hay que hacerlo en páginas de institutos académicos, en publicaciones con referencias claras y serias porque cuando no hay referencias y sustento, no es información confiable”, enfatiza el especialista en trastornos de ansiedad.
Si bien, en estos tiempos modernos en los que la vida parece correr de manera vertiginosa y las nuevas tecnologías podrían potenciar la aparición de los trastornos de ansiedad, lo cierto es que aún no hay estadísticas que lo corroboren.
“La ansiedad no es otra cosa que la tendencia exagerada a la preocupación y si bien es cierto que el Doctor Google tiene que ver con estos tiempos, hay enfermedades o patologías que fueron recientemente diagnosticadas pero existieron desde siempre, como los ataques de pánico de los que ya se hablaba en el siglo XIX”, reflexiona Cetkovich.
Más allá de informarse a través de páginas confiables y con sustento, ante cualquier duda lo mejor es consultar al médico, el de carne y hueso. Télam
Ocho preguntas claves
El autodiagnóstico es uno de los errores más cometidos en la sociedad que puede desencadenar problemas realmente graves para los enfermos. Hay preguntas que uno debería hacerse antes de tomar la decisión:
1. ¿Por qué desconfío de un profesional de la salud?
2. ¿Es porque me da respuestas que no quiero escuchar?
3. ¿Soy consciente de que las enfermedades no se manifiestan de igual forma en todas las personas?
4. Si cada cuerpo posee sus propias características, ¿no es mejor consultar a un profesional de la salud?
5. Si no estoy capacitado profesionalmente para diagnosticar a otros, ¿por qué creo que puedo autodiagnosticarme de forma responsable?
6. Ante la urgencia y la incertidumbre, ¿sirve de algo ese autodiagnóstico rápido?
7. ¿De verdad puedo tomar como fiables las respuestas arrojadas por los blogs o foros?
8. El autodiagnóstico es una acción peligrosa pero podría ser peor, ¿sos consciente de los problemas derivados de la automedicación?
La “infoxicación”
Cada día nuestra relación con lo digital crece. Internet rige nuestras vidas y recurrimos a la red para preguntar la dirección de una calle, para que nos recomienden un restaurante o para resolver cualquier duda. Preferimos consultar la pantalla en lugar de a las personas que caminan a nuestro lado.
El mayor problema ya no es acceder a la información, sino saber si esa información es de calidad y ver qué es lo que realmente nos interesa y qué no. Una de los principales problemas que presenta la red es la ‘infoxicación” así como su falta la fiabilidad. Antiguamente no era fácil escribir, publicar y difundir un libro, pero ahora cualquiera puede escribir una web sin acreditar los conocimientos necesarios sobre la materia, incluso en medicina.
Quizás porque es el que requiere un análisis más riguroso, el sector salud es uno de los más afectados por este fenómeno, siendo los pacientes sus principales perjudicados. Cada día es más frecuente que las personas que presentan algún síntoma no duden en consultar primero en los principales buscadores las causas y consecuencias de su afección, dolor o mancha en la piel.
Según la Fundación Fundeu, la cibercondría es “la preocupación obsesiva por la salud que lleva a consultar internet continuamente para confirmar enfermedades que se cree padecer, por lo general graves, o en busca de síntomas, efectos o posibles tratamientos”. Es, por tanto, una especie de hipocondría digital que puede volverse muy peligrosa. El hecho de autodiagnosticarse puede desencadenar en problemas más graves.
La búsqueda de información médica en internet se basa más en la ansiedad que en la desconfianza hacia el médico, según otro estudio publicado hace un año por investigadores de la Universidad de California, Davis.
Para los expertos, esta enfermedad es preocupante y deben tomarse medidas al respecto. En primer lugar, es necesario comprender que no todas las personas reaccionan igual a los mismos síntomas. Además, al no estar avalados por profesionales, algunos sitios pueden informar de forma incorrecta. Por si fuera poco, tampoco podemos conocer la gravedad del problema a través de una pantalla.
En caso de querer consultar algún problema de salud en internet es necesario hacerlo en páginas confiables. Además, es sumamente importante entender que la información puede variar muchísimo según las personas. Por ello, es recomendable realizar una consulta médica con un especialista con el fin de evacuar las dudas y asegurarnos un correcto tratamiento (en caso de tener problemas de salud).

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