RECETAS MAGISTRALES Y UN ENFOQUE FREUDIANO PARA MIS PACIENTES

Esta fotografía fue tomada en el año 1989, enviada por mi amigo, el Farmacéutico Alberto Gomez, quien prepara las formulas magistrales que prescribo a mis pacientes y con quien llevo trabajando toda mi trayectoria profesional.

Con esto destaco el trabajar con recetas magistrales, lo que no es un capricho,porque en mi formación académica de farmacología,y la enseñanza que hemos recibido nos permite dosificar los fármacos de acuerdo a la sintomatología de cada paciente en el momento de la consulta y hago hincapié en esto, por que en ocasiones, lamentablemente, colegas de la medicina y la psiquiatría fundamentalmente, son proclives a desechar estos fármacos que sirven para revertir los trastornos severos de enfermedades mentales, de estados depresivos, bipolaridad, tan difícil de determinar en donde el paciente es depresivo y donde es maníaco, entre otros; y no aplicar una artillería de psicofármacos de ultima generación, que pueden ser útiles hasta que se aplican dan indiscriminadamente, a razón de 4 o 5 dosis diarias y superponiéndolos.

A veces con bajas dosis de ciertos fármacos y en dosis nocturnas, salva situaciones y saca a las personas de estados de angustias y depresión, pero siempre acompañado con terapia.

Por ejemplo, hace un mes recibí a un paciente de 14 años, con trastornos de angustia, ansiedad, babeo, diarrea, agresividad, dificultades de interrelación familiar, y antecedente de tratamiento psiquiátrico profundo, implementado por una colega psiquiatra infantil, que lo trataba como a un pscicótico porque hablaba de un sueño con un monstruo.Pero la psiquiatra dejó de lado las vivencias traumáticas de cuando este joven tenia 4 años, como fue el abuso sexual de alguien muy cercano.

No se puede dejar de lado un abuso sexual en un niño de 4 o 5 años, que al llegar a la pubertad, con la revolución hormonal, se exacerban los sentimientos y la sexualidad, a través de poluciones y masturbaciones, despertando esas situaciones traumáticas de la infancia y posiblemente volcaba todos sus miedos y angustia en ese monstruo de sus sueños, imagen creada de su abusador y que los profesionales no jerarquizaron y dijeron que eran alucinaciones.

El joven no presenta sintomatología alucinatoria,y en pocas semanas, con recetas magistrales en bajas dosis se revirtió el babaeo, la diarrea, el trastorno de sueño y la madre sorprendida pensando que era magia; pero no es magia, esto se logra no solo con psicofármacos, sino también con un trabajo familiar, con test psicológicos a sus hermanitos, donde el resultado de los mismos dejaron en evidencia sus sintomatologías. De a poco se fue neutralizando la situación del mayor y dio lugar a los problemas de los hermanitos menores y del grupo familiar, por lo que tengo que seguir el tratamiento con ellos. Debo resaltar que la psiquiatra anterior, y algo común en otros colegas, no trataron el entorno familiar del paciente. Este es un mito que hay que romper porque no sirve, hay que tratar al paciente, y también estudiar su entorno familiar, para luego pasar al entorno social y laboral.

Si en psiquiatría se apunta a un solo árbol y no se ve el bosque ni las raíces ni las hojas, no se llega a un logro.

Ese mito que no puedo atender al marido, ni al hijo, ni a la madre, ni a los hermanos , ni a los abuelos de mi paciente hay que romperlo e implementar un método freudiano, crear un vinculo y enfocar al grupo familiar y luego ver que pasa en la escuela, en el trabajo, en la sociedad, y en todos los ámbitos que puedan influir negativamente o positivamente en la vida del paciente.

Dr. Daniel Fanesi

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