No es mi intención sacar esta temática sin antes considerar la situación edípica y el triángulo familiar, como la sexualidad infantil y los impulsos que los componen, que va cronológicamente desde los 0 a 6 años de edad, para luego llegar a la etapa de la latencia de los 6 a los 12 años. Voy a considerar la sexualidad prepuberal o adolescencia en este artículo.
En este periodo, que va de los 13 a los 16 años en una primera etapa y de los 16 a los 18 en una segunda etapa, pero adolescencia en sí. Es decir, desde los 13 a los 18 años resurge la actividad sexual en forma turbulenta y desenfrenada, en algunos casos hasta adquirir la madures física; aquí empiezan a aparecer los conflictos precoces, con el contacto con los compañeros y una mayor liberación del entorno; esto evita el recrudecimiento de la situación edípica y previene su posible consumación física.(En algún próximo artículo presentaré casos clínicos de consumación edípica, hijo-madre, no solo en adolescentes sino también en hombres maduros que han tendido y tienen relaciones sexuales con sus madres)
Continuando con la temática, subsiste en algunos casos la predisposición pre-edípica y edípica, cuando hay una receptividad paternal indebida, generadoras de síntomas emocionales y conductuales. Si bien los adolescentes tienen capacidad física para el coito y reproducción no coincide con la capacidad emotiva y psicológica.
Como contribuyen los padres y/o las madres en esta situación? Digo las madres porque son las que mayormente pasan el tiempo con estos adolescentes.
Existe un prejuicio que aún tiene vigencia, que la primer forma o manera en que debemos ayudar a estos muchachos, es la masturbación, que lo hacen casi el 99% de los chicos, pero la mejor manera es hablarles de este tema y de insistir que la iniciación sexual surja de manera natural y espontánea, con los recaudos suficientes de evitación de enfermedades, embarazos indeseados, y hablarles de un sistema de protección, fundamentalmente los profilácticos. Pero lamentablemente algunos padres cometen el error de inducir a los chicos a una iniciación con trabajadoras sexuales, que pueden tener la mejor buena intención pero por lo general y tengo muchos casos clínicos, comprometen la futura vida sexual de estos individuos que no están psicológicamente preparados; abduciendo a los papas con desequilibrios sexuales importantes, quizás formados de la misma manera y creen que sus hijos van a ser, y empleo quizá una palabra fuerte, “machos perfectos”, siendo que en la sexualidad no existe la perfección y es tan dinámica en su evolución como la vida misma.
Sugerencia:
Papis y/o mamis a cargo de adolescentes varones, atención, no precipiten a una genitalidad prematura porque tarde o temprano estos chicos al llegar a adultos les pasaran facturas.
